«Para hallar el equilibrio que buscas debes tener los pies tan firmemente plantados en la tierra que parezca que tienes cuatro piernas en lugar de dos. De este modo podrás estar en el mundo. Pero debes dejar de mirar el mundo con la mente. Tienes que mirarlo con el corazón.
Así llegarás a conocer a Dios.»
Libro Come Reza Ama, Elizabeth Gilbert
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Dicen que hay trenes que solo pasan una vez en la vida, sin importar tu edad, ni las circunstancias que acompañan al momento. No tienes por qué estar esperándolo, simplemente pasa. Y tú tienes que estar dispuesto a no dejarlo marchar. Cada tren se manifiesta de una forma diferente, puedes incluso no comprender su significado cuando lo tienes frente a ti pero por favor,
no lo dejes escapar,
te puede cambiar la vida.
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¿Quién eres? Hoy al despertarme mientras me desperezaba frente al espejo me he hecho esta misma pregunta. Es evidente que sabes quién eres, tienes un nombre que te identifica, una dirección que te posiciona en un punto en todo momento y un número de serie desde que naces pero, ¿serías capaz de definirte? Para responder a esto he propuesto el siguiente ejercicio: Imagina que va a realizarse una enciclopedia con las biografías de las seis mil millones de personas que conformamos La Tierra y que cada sujeto debe dar una descripción de sí mismo para dejarse conocer. ¿Qué escribirías? ¿Serías sincero? Aunque la verdadera cuestión es la siguiente: ¿qué querrías que el mundo supiese de ti?
Estefanía Herrera, fem: España, 01/02/1995. Primogénita de una familia numerosa y especial con un único patrón de comportamiento tal que el hacer sentir orgullosos de ella a sus seres queridos más acérrimos. Indecisa...
Y entonces me quedé en blanco. Vacía, sin palabras por primera vez. Podría haber rellenado líneas y líneas llenas con mis defectos, y de hecho lo hice pero no consideré apropiado el compartir ciertas debilidades. Sólo sabía que amaba a mi familia pero, ¿ese es mi único cometido? También soy ambiciosa y algo perfeccionista y lo expuesto arriba se me quedaba corto. Nunca he querido ser “alguien”, pero sí sé que no era quién había descrito, aunque compartiésemos nombre.
Nunca he pensado en la posibilidad de ser algo más de lo que ya soy. No en el sentido de enriquecerte y labrarte un nombre, cosechar éxito... no. Hablo de crecer como persona; de ser mejor persona. Esto no es nada numérico ni está delimitado, tiene que ver con el estado de tu alma, con tu capacidad empática… con tu entusiasmo por renovar la Historia.
Hace ya bastante tiempo que mi conducta evolucionó hasta transformarse en lo que ahora expongo, mi tren pasó y no quise verlo partir así que lo cogí sin más preámbulos. Fue tan fugaz que ni siquiera me dí cuenta de que estaba en movimiento, dentro de una espiral de nuevos puntos de vista y de cambios, muchos cambios. Todas las respuestas a mis dudas estaban dentro, y me di cuenta de que esas dudas mías no eran más que nimiedades comparadas con todo lo que experimentaría a partir de entonces. Este tren no era un tren con la oportunidad en su interior de convertirme en una joven talentosa, una viajera o una profesional del bádminton, por decir algo; era más que eso: este tren me llevaría a convertirme en la persona que el destino me tenía preparado ser.
Estoy segura de que conoces la antigua leyenda china del hilo rojo del destino, esta dice algo así como que todos estamos conectados con nuestro verdadero amor por un hilo rojo anudado a nuestros meñiques que puede tensarse o enredarse pero jamás romperse. También alude al destino y a su inquebrantable poder y a la ingenuidad con la que nos lanzamos al vacío por amor sin saber tan solo si hay un suelo firme al fondo sobre el que sostenerse. Pero, ¿por qué estar destinado a la persona que vas a amar y no a todas a las que vas a conocer? Existe una teoría popularmente conocida como la teoría de los Seis grados de separación la cual afirma que estamos a seis personas de conocer al resto del mundo, su premisa es tan elemental que es difícil no creer en su efectividad. Esto me hizo pensar en todos esos desconocidos que a lo largo del día o del tiempo van formando parte de pequeños momentos de mi vida. Son desconocidos para ti, pero puede que para uno de tus seres queridos o de un conocido tuyo no lo sea. No sabes las vueltas que puede dar tu vida, puede que algún día ese desconocido forme parte de ella. Es por ello que debes obrar el bien allá donde vayas, o como me decía mi abuelo: “Mija, haz el bien sin mirar a quién”.
Ama a cada persona con la que te cruces en tu camino, pon la otra mejilla, da segundas oportunidades, haz algo útil con los limones que la vida te dé y si están podridos úsalos para absorver tu negatividad o para ahuyentar insectos, sacrifícate por la causa y encuentra la felicidad en las pequeñas cosas. Solemos creer que lo sabemos todo sobre todo pero darte cuenta de lo mucho que puede aportarte la palabra de la experiencia de un extraño es el principio para conocer el funcionamiento de nuestro mundo, enriquecer tu sapiencia y cultivar tu alma. Soy una persona nueva a partir de estas líneas; empecé mi vida amando a mi familia y la acabaré amando la Vida.
Estefanía Herrera, fem: España, 01/02/1995. Impávida amante de la Vida.
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Leyenda del hilo rojo: CLICK
Teoría de los seis grados de separación: CLICK
¿Qué hacer con un limón?: CLICK
