2/10/11

< It is what it is - Lifehouse >


A veces algunas palabras tienen más poder que nada comparable.
Pueden herir sin la fuerza de una punta afilada con la que hacer brotar ese  líquido escarlata, ese líquido tan preciado y desvalorado. Pueden herir sin un cuerpo al que dañar, sin un hoja fina y mortal con la que cortar. Pueden hacer sufrir como una caída de quince pisos, impáctandote en el suelo tan deprisa que no te daría tiempo a un último suspiro, a una respiración final. Pueden ser tan peligrosas, que deberíamos aprender a usarlas, pero nadie sabe.
Y así, un adiós puede convertirse en una bala alojada en el ventrículo izquierdo del corazón, y con eso morir, morir en el instante y así realmente poder decir adiós, adiós a la vida y a las hirientes palabras que nunca debieron salir de eso labios tan perfectos, de esa boca que no parecía formar esa cruel palabra.

Y con eso la muerte gana, mientras tu sangre se pierde.

3 comentarios:

Somewhere in Your Sadness dijo...

Me encantá tu blog! En serio. El diseño, los textos. Estoy enmaorada! :)
Te sigo, por supuesto!
Pasaté por el mio: http://noesesotristezaentusojos.blogspot.com/

AnaRC dijo...

Los golpes dañan tu superficie, las palabras tu interior.

te sigo! me gusta mucho tu blog:)

Anónimo dijo...

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